"Escucha el río. Escucha el ritmo. Siente la potencia con la que se permite bajar. Él no escoge, él no elige, simplemente se entrega a fluir, se entrega a soltar. El río, el río tiene vida. El río tiene su propio latir, su propio transitar. Tu vida, la vida, es como un río. Ella existe, ES, y simplemente se entrega a su caudal. Se permite caer, correr, fluir o volar. La existencia no es efímera, la existencia pertenece a la eternidad. Y tu debes fluir como el río, simplemente existir, sin necesidad de pensar. Suelta. Suéltalo todo y dejate caer, fluye con tu intensidad, golpea con tu fuerza. Se quien eres sin esconderte de ello, sin sentir culpa ni malestar, deja que brille tu autenticidad. Fluye como el río y nútrete de su fuerza. Transita el tramo que toque transitar. Y a cada momento, en cada tramo, encontrarás el paso que necesitas llevar. Lo único que necesitas hacer es liberarte. Dejarte caer en picado, sin intentar controlar lo que el siguiente recodo esconderá: Si es una cascada abre los brazos y a volar! De las caídas más altas surgen los instantes que más nos pueden mostrar. En los que más alto podemos vibrar.
Deja que tu fuerza interna te lleve, tal y como el río es llevado por su corriente hasta el mar. Y cada roca que encuentres, cada pececillo que venga contigo a nadar, cada tronco, cada planta, ... todo, eleva tu caminar. Vibráis alto cuando sois UNO, vibráis alto cuando os dejáis de cuestionar. Cada gota, cada trecho que conforma tu río, es sagrado y es especial. Se como el río, esencia bella: fluye, late con fuerza y déjate caer cuando lo hayas de necesitar. El río es vida. el río es sabiduria. El río es amor y memoria ancestral."
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