"Bailáis una danza sinuosa y con ella tejéis vuestra realidad. Teméis soltaros, teméis seguir el ritmo de vuestros pasos sin saber a dónde os pueden llevar. Y yo os pregunto: ¿cómo podría perjudicaros bailar? Danzáis, aún sin saberlo, constantemente danzáis. Os acercáis y luego os alejáis, tanteando, titubeando, descubriendo los límites necesarios para interactuar: marcando los pasos que la danza debe llevar. Bailáis las cosas que os atraen dichosos y ahuyentáis  aquellas que os aterran soltando, fluyendo e incluso saltando (cada uno de vosotros acorde con su verdad). Danzáis y bailáis, moviendo los pies, moviendo las manos. Girando y girando, sin preocuparos quien pueda mirar. Todo lo que bailáis viene a elevaros, todo lo que os dejáis sentir pasa a formar parte de  vuestro propio vals. Y dejadme deciros que no hay danza más hermosa que la que creáis descalzos. Sintiendo la Tierra en las plantas de vuestros pies al bailar.
Cuelgo cascabeles y campanillas plateadas alrededor de estos tobillos que brincan y giran, marcando el ritmo que vosotros lleváis. Sonrío dichosa mientras os observo, bailo con vosotr@s y os aplaudo. Disfruto viendo como cada día que pasa os soltáis más: aceptando, amando vuestra singularidad.