Hoy nos embarcamos en un viaje ancestral, una danza cósmica que ha cautivado a la humanidad durante milenios: el Solsticio. En este evento celestial, el Sol alcanza su máxima elevación o declinación en el cielo, marcando el inicio del verano o del invierno en nuestros respectivos hemisferios. Más allá de su importancia astronómica, el solsticio nos invita a reflexionar sobre nuestra conexión íntima con la Tierra y a explorar la conciencia que nos une con los movimientos cósmicos. El Solsticio de Verano representa la culminación del poder solar, cuando la luz alcanza su máximo esplendor. Este momento mágico nos invita a aprovechar la energía revitalizante del sol para renovarnos internamente permitiendo espacio para el crecimiento y la transformación personal. Invitándonos a expresar el fuego genuino que impulsa nuestros deseos, proyectos y sueños. Aquello que nos conecta a la fuerza vital y creativa. En el Solsticio de Invierno, cuando el sol alcanza su punto más bajo en el horizonte, nos sumergimos en la oscuridad. Recordando que incluso en la noche más profunda reside una chispa de luz. En este período de quietud y reflexión, podemos sumergirnos en lo más profundo de nuestro ser, explorando nuestras sombras y descubriendo las semillas del potencial latentes en nuestro interior. A medida que la luz solar comienza a renacer, también nosotros podemos encontrar una nueva claridad y un renacer de nuestra propia luz interior. En este artículo, te propongo distintos rituales muy simples, prácticos y cercanos para que puedas aprovechar la energía de este evento del modo más afín a tí, te encuentres donde te encuentres.
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