Tu eres tú hogar. Siempre puedes encontrarte en casa, cómo en casa. Sentir la lumbre, el calor, el afecto de la chimenea. El fuego interno nunca se apaga. Pero necesita de tí, de tu alimento, de tu aliento; tu atención y tu intención es todo lo que hace falta para alimentarlo, para alimentarte, para encender su (tú) llama. Soy Vesta. Soy consciente de quién soy, de mi ser, de la vibración de mi conciencia en todo su poder y significado. Muchos no entendieron, muchos son los que me han menospreciado al no comprender el poder y la sabiduría que Soy, que yo encarno. El amor que trae mi presencia, la comprensión, la trascendencia, el sosiego, la quietud, la certeza que integro, que traslado. Y es que aprendisteis a llevar la atención, la energía, a fuera, y no fueron instruidos en los conocimientos del fuego sagrado. En la creación de su sabiduría, el poder en él albergado. ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras? ¿Cómo te sientes? ¿En que has estado? No existe respuesta incorrecta, sea la que sea por un instante has detenido el tiempo y te has escuchado. Y sin darte cuenta, ahí cambias, ahí te manifiestas existiendo de otra manera. Una manera más profunda y honesta que te permite acercarte a tu divinidad interna, a el hogar que en tí siempre a estado.
Acércate a este hogar, arrímate al calor del fuego que alimenta tu Ser, el acogimiento que tanto ha necesitado. Acércate sin miedo y que su lumbre te muestre aquello que te no podías ver. Aquello que ahora comprendes y que antes sin saberlo antes habías negado. El vacío inconsciente en el que te perpetuabas sin poderlo reconocer. Acércate y toma contacto con tu propio calor, con tu propio fuego, la hoguera única de tu Alma. Y habítate ahí, sostente sin miedo y observa la expansión de seguridad, de certidumbre, de fortaleza latente, que desea ser revelada. Quema tus miedos en ese fuego, siente el crepitar de sus llamas, observa como se alzan valientes, llenándote de confianza. Que fundan las cadenas que te ataban, manteniéndote anclado al pasado que inconscientemente se perpetuaba . Caiga transmutado en cenizas el condicionamiento, la resistencia, el dolor que te habitaba. Y renace desnudo en tu fuego sagrado con su llama renovada, más fuerte, más auténtica, más sabia. Encuentrate de nuevo en el hábito, descúbrete a través del cuidado, no hablo de exigencia sino de atención, presencia, amor hacia tí entregado. El sacerdocio interno con una nueva visión, un nuevo significado de lo que es y puede ser SER humano. Crea realidades nuevas en tu vida, cada día, en tu ser, activando el compromiso que contigo mereces tener. La responsabilidad hacia tí mismo para poder emerger acorde a tu voluntad. La materialización a través de la presencia, de la siembra diaria de conciencia. Habítate con nuevos hábitos, nuevas forma de ser y proceder, maneras nuevas de existir más acorde a tú yo divino, a tú yo humano para que puedan fundirse en uno como viniste a hacer. Recuerda: Tú eres el hogar: el refugio que trae seguridad, la morada que colma de calma. La casa a la que siempre puedes regresar eres tú, el fuego que nunca se apaga tú Alma.
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