La noche del pasado sábado entramos en esa misteriosa fase donde la Luna desaparece del cielo. La penúltima Luna Negra o Nueva del año como tal, ya que en Diciembre la útima Luna Nueva coincidirá con el sabbath de Yule y será Navidad. Y es que a veces olvidamos el poder y potencial de esta mágica fase lunar y todo lo que, en su maestría, la Luna nos enseña en cada fase lunar. Podemos aprovechar la Luna negra para fluir e ir hacia adentro descansando, soltando, sanado. Durmiendo si lo sentimos necesario, cuidándonos. Es el momento idóneo para limpiar nuestros minerales, péndulos, y amuletos de piedras así cómo para realizar rituales de limpieza, renovación o soltar. El nuevo año esta lleno de promesas, el cielo clama cambios y el 2020 nos abrirá sus puertas con nuevas experiencias y lecciones. Pero no se puede tomar algo nuevo con la mano llena: Hay que soltar. Nos sienta bien sacudirnos el polvo, limpiarnos las esquinas, para hacer espacio a todo aquello que ha de llegar. Algo mejor viene y quiere que prepares el lugar. ¿Qué mejor ocasión para hacerlo que la Luna Nueva? Te dejo un ritual muy sencillo para que la puedas aprovechar. Hay muchos tipos de rituales, algunos más complicados y/o elaborados otros más simples y cotidianos, pero lo que todos tiene en común es que nos permiten trascender lo humano. Tocar con las yemas de los dedos (o abrazar hasta quedar calados en lo más profundo) la divinidad, nuestra capacidad de incidir, crear y transformar nuestra realidad, uniendo nuestro mundo mundano con el espiritual.
Hoy deseo compartirte un ritual simple y ancestral, que (en caso de desearlo) puedes realizar tanta a menudo como sientas en esta fase lunar. El objetivo de este ritual es honrar nuestro camino, nuestro crecimiento y aquello que sirvió a un propósito pero ya no tiene en nosotros función, cabida ni lugar. Es un buen ritual para desprenderse de apegos propios y nos ayuda a soltar conectándonos con los ritmos y la ciclicidad. Para realizar este ritual necesitarás: Tierra (lo ideal sería un bosque o jardín), un mechón o pelo tuyo* y pétalos de flores, puedes esoger las que más te gusten (¡Ya ves que sencillo!). * Tu decides cómo quieres realizar el ritual. ,Podemos cortarnos las puntas o incluso hacernos un corte más radical y usar el pelo que cortemos (es idóneo para fin de ciclos). También podemos tomar el pelo del cepillo o peine, y honrar aquellos cabellos que hemos soltado de forma natural. Tu decides, seguro que tu sentir acertará. Escoje un lugar que sea de tu agrado, en el que te sientas a gusto y se respire paz. Pídele permiso y agradécele antes de empezar. Haz un agujero en la tierra, dónde decidas enterrar tu ofrenda, y mientras vas cavando empieza a conectar con ese espacio, con esa tierra y con la conciencia que sostendrá tu proceso y amorosamente asistirá: Gaia (Madre Tierra). Puedes compartir con ella tu proceso si te apetece, incluso con las plantas del lugar. Cuando tengas un agujero profundo hecho (más profundo que ancho) , puedes tomar algunos pétalos y crear un lecho con ellos en el vacío que acabas de crear. Estás llenando de amor ese espacio, para que su vibración acompañe el proceso que la Tierra realizará. Toma tu cabello un instante y sostenlo en tus manos (contra tu pecho si sientas la necesidad). Compártele tu agradecimiento o aquello que en ese instante te nazca expresar. "Hay mucho poder en vuestro cabello" me dicen los maestros "información física, energética y emocional. Crecéis a diario y crece con vosotros vuestro pelo, vivo, lleno de sensibilidad. Os conectáis con él a mil redes y circuitos de intercambio, incluso sin saberlo, vuestro pelo capta y segrega por vosotros información extrasensorial". Coloca tu pelo dentro del agujero, con respeto y cuidado, y esparce el resto de los pétalos en él. Al hacerlo te estás honrando, abrazando tu condición terrenal, pues sólo tu conoces los procesos que has transitado. Tuyos son los pasos en este caminar que haces aprendiendo, errando y mejorando, creciendo (cómo tu cabello) cada día un poquito más. Por último, toma la tierra con tus manos y empieza a cubrir el pelo y los pétalos, acúnalos con amor mientras conectas con el propósito que te ha llevado a hacer este ritual. Tápalo por completo. Por último, sella el proceso colocando tu mano derecha encima de la Tierra, agradece el proceso o la asistencia. Incluso puedes decir en voz alta un breve decreto para cerrar el ritual. Yo personalmente agradezco a mi pelo, cómo extensión de mi cuerpo, por el servicio que me presta. Incluso cuando sin despedirse se suelta, dejándome en su longitud un bello recuerdo de todo el tiempo que me ha acompañado antes de marchar.
2 Comentarios
carolavictoria
25/11/2019 22:11:19
que hermoso ritual, por momentos se me venían cosas a la cabeza de la cantidad de cosas que tengo para agradecer de este nuevo año que termina.. y que mejor manera de recibir el nuevo que agradeciendo todo lo vivido! Eres muy generosa!
Responder
28/11/2019 10:18:44
Carola querida me hace muy feliz que te sirva. Me pareció idóneo por su sencillez y potencia, y si encima cómo dices tu le añadimos gratitud... ¡Qué amorosa liberación y limpieza! Te abrazo fuerte
Responder
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Autora,
|