Estamos a punto de estrenar Octubre y hace apenas días que el equinoccio pasó. Dimos la bienvenida al Otoño y, en el hemisferio Norte, celebramos el sabbath de Mabon. Despedimos la energía Virgo que nos trajo de vuelta al cuerpo, enraizándonos en nuestra misión y encarnación y nos entregamos a la energía de Libra, en busca de la armonía, el balance, que habita en nuestro interior. Se activan los sincronismos y las emociones nos señalan la dirección: relaciones... Pasadas, presentes, externas e internas, proyecciones y espejos se manifiestan ayudándonos a entendernos mejor. La relación que tengo conmigo es el punto desde donde partirá y crearé cualquier otra relación. ¿Cómo me relaciono conmigo? ¿Cómo me veo? ¿Qué me digo? Y entonces, ¿Cómo me relaciono con el mundo? ¿Qué creencias tengo sobre mi que a día de hoy pueden crear en mis relaciones cierta disfunción? Comprender los vínculos que tenemos con otros y como nos relacionamos respecto a ellos puede ser un trabajo muy liberador.* Así cómo aprender a agradecer y despedir las relaciones que cuyo aprendizaje ya cumplió función. Nos encontramos en el momento energético idóneo para realizar una enorme liberación, he querido compartir esta información contigo esperando que pueda serte útil y empoderador. Hoy nos centraremos en el aspecto energético de esta cuestión. Hace un día vivimos la Luna Nueva de este mes Libra: el clima astrológico no podría ser mejor. Los Seres de Luz me pidieron realizar este artículo para el blog. "Liberaros con un acto solemne de amor", me decían, "soltad aquello que ya no sirve, liberaros de todo lo que ya no cumpla una función". Hablaban de los vínculos y más específicamente de realizar una limpieza de los lazos energético-emocionales que mantenemos con otras personas, muchas veces con las que ya no tenemos relación.
Así que hoy te propongo, un ejercicio de auto-amor: un Ritual de limpieza y renovación, canalizado por los seres de luz para tí en este momento de ascensión. Vas a necesitar: Arcilla verde en polvo, dos ramas de romero fresco, agua de rosas (o lavanda si te va mejor) y una vela blanca, un cuenco de cerámica, una cuchara o espátula de madera, un paño humedo y una palagana con agua caliente. La propuesta es empezar con una ducha o baño purificador (enfatizan que no se trata de hacer nada particular en este punto sino de establecer una clara intención, si para ello quieres encender unas velas, o poner sal marina en el agua, o flores de Bach o aceites esenciales... ¡adelante!. Una vez purificad@ puedes prepararte para empezar, a ser posible realizando esta parte a partir de la puesta del Sol. Este ritual tiene como finalidad realizar una limpieza de energías sutiles de que anclan o pesan. Pero me parece importante reflexionar que algunos de estos vínculos limitantes pueden ser para con nosotros mismos, aspectos obsoletos, creencias antiguas, etc. Así que empezaremos bajando (o apagando la luz) y encendiendo la vela a modo de faro, guía y potenciador de nuestra determinación. Puedes poner una música tranquila de fondo. Con los otros elementos listos encima de la mesa, cubierto con una toalla o pareo, siéntate y respira profundamente. No tengas prisa, observa la vela. Confía en tu sentir y en la sabiduría de tu intuición: Preguntate que estás liberando o limpiando, ¿con qué cortas ahora? ¿que aspectos de tí, de como te relacionas (ya sea contigo o con otros) necesitas soltar para avanzar libremente hacia tu verdad? Acuérdate de respira profundamente las veces que hayas de necesitar. Y cuando te sientas lista, llena el cuenco de arcilla y añade con mimo las hojitas romero, agradeciendo aquello que aprendiste, agradeciendo a la planta por asistirte en este acto sanador de amor. Añade el agua de rosas con cuidado para que no quede demasiado liquido. Tómate el tiempo y el cuidado, poco a poco, esto es para tí: tratate con amor. Empieza a mezclar con la cuchara el contenido del bol para crear una pasta homogénea. Cuando tengas la mezcla, a la luz de la vela, unta tu cuerpo desnudo con ella. Siente cómo la arcilla purifica tus cuerpos sutiles más allá de la piel. Huele dulce aroma de la rosa, percibe como su vibración elevada te mece, eleva y cuida de tí. Siente la energía del romero limpiando viejos apegos, creencias, cadenas, ... Y permanece unos 15 - 30 minutos así. Permitiéndote transitar lo que pueda surgir: despedida, agradecimiento, ligereza, ... Al acabar retira las grumos de la mezcla con un paño húmedo, ayudándote de la palangana si te es más cómodo así. Y por último, retira el resto de la arcilla seca con una ducha templada y tierna. Puedes terminar usando un poco del agua de rosa cómo spray aúrico, para sellar el hermoso trabajo de luz realizado por ti, en ti. Espero que este ritual te guste tanto como a mi, te mando un renovador abrazo. Mucho amor, Clara *Si te interesa esta questión, quizás disfrutes de la lectura de "Las cuatro emociones prinicpales" de Marcelo Antoni.
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