"Escucha el río. Escucha el ritmo. Siente la potencia con la que se permite bajar. Él no escoge, él no elige, simplemente se entrega a fluir, se entrega a soltar. El río, el río tiene vida. El río tiene su propio latir, su propio transitar. Tu vida, la vida, es como un río. Ella existe, ES, y simplemente se entrega a su caudal. Se permite caer, correr, fluir o volar. La existencia no es efímera, la existencia pertenece a la eternidad. Y tu debes fluir como el río, simplemente existir, sin necesidad de pensar. Suelta. Suéltalo todo y dejate caer, fluye con tu intensidad, golpea con tu fuerza. Se quien eres sin esconderte de ello, sin sentir culpa ni malestar, deja que brille tu autenticidad. Fluye como el río y nútrete de su fuerza. Transita el tramo que toque transitar. Y a cada momento, en cada tramo, encontrarás el paso que necesitas llevar.
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