Cuando la Muerte vino a verme me invadió el miedo y presa de éste le espeté: - ¿Qué haces aquí? Sabes que te temo pero hoy no te seguiré. Soy joven, siento el vigor en mis huesos y mi corazón late con pasión ante todo lo que aún quiero vivir y hacer. Y ante mi sorpresa la magnificente presencia soltó una carcajada y respondió a su vez: - En efecto eres joven y tienes por delante un largo camino por recorrer, pero temes vivir la vida y marchitas tu juventud y tus días por miedo a Ser. No temas querida, hoy no has visto tu último amanecer. Te traigo un mensaje de tus abuelas y abuelos. Tus ancestros me pidieron que te ayudara a comprender y aquí me hallo, repitiendo sus palabras, pues ellos siempre honraron mi poder: "Hija querida, susurran a la vez, quema toda la madera podrida para que nueva vida pueda renacer. Nieta amada, no temas el dolor ni eludas su poder. Siéntelo, siéntete. Adéntrate en el vacío de tus entrañas y ahí encontrarás el mayor don de este gran ser. La Muerte con su santa guadaña te ayudará a soltar todo lo que ya se fué. Abrazala, como a una madre, como a una hermana, y en sus brazos podrás cambiar de piel. Y podrá morir aquella versión de ti que no te permitía crecer. Pereceran los amores vaciós, caerán los falsos amigos, y en medio de este kaos y oscuro vacío nacerás otra vez. Entonces sentirás, donde antes hubo miedo, una fortaleza y un amor por tí que no te sabías capaz de tener. No esperes a morir en el último de tus días por primera vez. Muere hoy, muere las veces que necesties hasta ser. Que solo muriendo, niña querida, podrás vivir como viniste a hacer." - Clara -
0 Comentarios
Tu comentario se publicará después de su aprobación.
Deja una respuesta. |
Autora,
|